La elevación de objetos cotidianos anima a los lectores a apreciar calidades especiales que podemos pasar por alto. Los poetas Neruda y Borges describen y elevan estas calidades de objetos con personificación y lenguaje venerable. Los dos poemas exploran las calidades determinadas y también añaden sus propias ideas sobre cada objeto que examinan y reexaminan.
En el poema corto “Oda al tomate” el poeta Pablo Neruda eleva el tomate a una gran altitud. El tomate, un objeto modesto y conocido a todos, recibe una elevación en esta obra. El poema comienza con un descripción de los calles de Chile llena de tomates rojos cuando la gente almuerza. El jugo del tomate cortado corre por las calles. Personificando el tomate, Neruda dice “el tomate, / invade / las cocinas / entra por los almuerzos,” como si el tomate fuera llenando no solo las calles, pero los hogares también. En el hogar, el papel del tomate cambia de lo de invasor a lo de un objeto familiar entre otras cosas familiares: vasos, mantequilleras, saleros azules. El uso del plural indica la manifestacion del tomate en más de una casa, sino en todas las casas chileanas.
El poema fluye continuamente, sin estrofas separadas. El punto, y no la separación, indica terminación de una idea. Este técnica da al lector un sentido de movimiento y rapidez. Después de la línea 25, la lenguaje cambia de la de observación de donde está el tomate, a cómo el es. Sin separación visual (espacio entre estrofas, las que no existen en este poema) todo en sentido cambia de observación a apreciación. Neruda usa hipérbole (”majestad benigna,” “un sol / fresco, / profundo, / inagotable” para expresar la grandeza del tomate. Mientras el tomate muere por los manos de chileanos hambrientos, el poeta canta su sacrificio para las ensaladas riquísimas. Para continuar la yuxtaposicion del tomate con otras cosas cotidianas, el poeta describe la ensalada y las “bodas” de sabores que pasan.
El fin del poema continua la metáfora del tomate como un objeto celestial, empezado por la descripción de los mitades del tomate como “hemisferios entreabiertos.” Los versos 71 al fin elaboran en la metáfora. “Astro de tierra” resume por oxímoron la elevación poética del tomate. La metáfora indica la semejanza del objeto con estrellas y planetas: sus “circonvoluciones” y “canales,” como los visto en fotos de planetas.
Esta elevación de un objeto tan cotidiano al nivel de astros indica no solamente la apreciacion de Neruda para el tomate, pero qualquiera cosa que hubiera visto. Sus otros odas, como “Oda a la alcachofa” y “Oda a la cebolla,” enfocan en otras vegetales para las cualidades especiales que hombres pueden fallar si no las observan. El tomate no es más especial que las otras, pero había escogido por Neruda para ser adorado. El autor David G. Anderson, en su análisis literaria de las odas del poeta, examina lo que se llama “defamiliarization” en la “Oda al tomate.” El describe la defamiliarizacion como “hacer extraño” un objeto familiar. El dice que Neruda hace extraño el tomate por personificación y elevación. El clama que el resultado es un perspectivo fresco y humanizado en un objeto “too long unappreciated because it is too easy to take for granted in its habitual inanimate state.” Citado en el libro de Anderson, Pablo Neruda asume el papel del recreador de objetos cotidianos:
E
n las Odas elementales me propuse un basamento originario, nacedor. Quise redescubrir muchas cosas ya cantadas, dichas y redichas.... Ningún tema podía quedar fuera de mi órbita; todo debía tocarlo yo andando o volando, sometiendo mi expresión a la máxima transparencia y virginidad.
En este poema, el tomate es nacido de Neruda, en una forma más honorable. El objeto poético es simultaneamente puesto en un sitio familiar y levantado al nivel de un planeta.
“Las cosas,” el poema de Borges, es un ejemplo de “enumeración caótica.” Es decir, “un inventario de los objetos que rodean al hablante (Iglesias 266).” En el libro Obras Poéticas, una compilación de unos poémas de sus otros libros, Borges introduce la sección final del libro, llamado “Elogio de la sombra.” El libro Elogio de la Sombra fue publicado en 1969 y incluye el poema “Las cosas.” En Obras Poéticas las secciones son ordenados cronológicas. Borges las introducen con las ideas y sentimientos que se influyeron por cada época. El poeta, nació 1899, discute en la introducción de la sección final el envejecimiento de su poesía y, por extensión, el mismo. Referiendo a otras obras suyas, el dice “A los espejos, laberintos y espadas que ya prevé mi resignado lector se han agregado dos temas nuevos: la vejez y la ética.” El poeta escribe:
El tiempo me ha enseñado algunas astucias: eludir los sinónimos, que tienen la desventaja de sugerir diferencias imaginarias; eludir hispanismos, argentinismos, arcaísmos y neologismos; preferir las palabras habituales a las palabras asombrosas; intercalar en un relato rasgos circunstanciales, exigidos ahora por el lector; simular pequeñas incertidumbres, ya que si la realidad es precisa la memoria no lo es; narrar los hechos... como si no los entendiera del todo; recordar que las normas anteriores no son obligaciones y que el tiempo se encargará de abolirlas.
En el desarrollo de su estética, el poeta busca que no necesita usar las técnicas literarias que hacen referencias inciertos. En su vejez, quiere simplicidad en el mensaje de su poesía.
El poema “Las cosas” sigue la explicación del poeta sobre la cambia en su poesía de Elogio de la Sombra. Este poema empieza con una lista de objetos tangibles, y insinua sus significados más profundos. La lista de objetos al azar parece que incluye qualquier objeto que el poeta vea, y puede ser. La diferencia en una lista de objetos al azar y la enumeración de objetos en este poema es en el significado de cada objeto. Borges comenta en “las tardías / Notas que no leerán los pocos días.” Durante todo del poema, el significado es en la historía de cada objeto. Posiblemente, la cerraduda ha dejado entrar objetos y personas al paso de los años. Con más indicación de história, hay una indirecta sobre la vida romántica del poeta en línea cinco. Borges escribe, “Un libro y en sus páginas la ajada / Violeta, monumento de una tarde / Sin duda inolvidable y ya olvidada.” El poeta considera el mismo como una violeta, ajada, también inolvidable y inevitablemente olvidado. La capitalización de “Violeta,” por que es al principio de la línea, indica una mujer llamada Violeta y olvidado.
La personificación duradera al fin del poema indica los sentimientos del poeta sobre su propia muerte. Aquí el poeta discute todos los objetos agrupados juntos. Borges los da calidades humanas, en cómo los objetos nos sirven “como tácitos esclavos,” “Ciegas y extrañamento sigilosas.” Mientras los objetos no entienden sus destinos, “Durarán más alla de nuestro olvido, / No sabrán nunca que nos hemos ido.” El poeta explora su destino de ser muerto y olvidado, y la vida casi eternal de las cosas cotidianas.
Los dos poemas investigan el lugar de objetos familiares alrededor nosotros y los elevan a niveles nuevos. En los poemas, objetos como tomates, bastones, y violetas se hacen objetos reverenciados. Por eso, el lector examina el papel de los objetos en su vida. ¿Tienen vidas más alla que sabemos? ¿Cuales papels sirven los objetos cotidianos? Los poetas encuentran el admirable en el común, personalidad en el inanimado.