Wednesday, April 9, 2008

Claroscuro en dos obras: La casa de Bernarda Alba y “El almohadón de plumas”

La técnica artística de claroscuro, definido por el Real Academia Española como “distribución muy acusada de la luz y de las sombras en un cuadro” se aplica a algunos textos literarios. En La casa de Bernarda Alba de Federico García Lorca y “El almohadón de plumas” de Horacio Quiroga hay muchos ejemplos del uso metafórico de claroscuro. En una obra literaria, los colores pueden expresar los deseos, sentimientos y intenciones de personajes, dar información de su carácter, e indicar metáforas en descripciones del escenario.

En la cultura occidental, blanco y negro son colores opuestos. Blanco representa todo bueno y puro mientras negro representa todo lo que es malo e impuro. Las culturas occidentales tienen imágenes blancos estereotípicos, como el de la paloma, las que representan puridad, la fe, la luz, virginidad y bondad. El color blanco representa toda la perfección, todo que es bueno. Por otro lado, el color negro representa el opuesto. En las culturas occidentales negro es el color del mal, el poder, y el misterio. Negro es el color asociado con temor y lo desconocido. La yuxtaposición de los dos colores expresa lucha entre bueno y mal. En los dos textos, los autores yuxtaponen blanco y negro en el escenario, objetos de los cuentos, y en cualidades de los personajes para revelar intenciones metafóricas.

“El almohadón de plumas,” un cuento de miedo, llama la historia de una mujer vaciada de su sangre por un animal ficticio que cava en su almohadón por cinco días y noches. Esta joven, Alicia, vive nerviosamente con su amado marido en una casa grande. La casa, blanca con frisos, estatuas de mármol, y el “brillo glacial de estuco,” le da una sensación de “desapacible frío.” Las descripciones visuales dan un sentido de esterilidad asfixiante en la casa. Mientras ella le ama su marido, el espacio es incómodo para ella.

Físicamente, el cuerpo de Alicia le hace progresivamente más pálido por todo del cuento. Coincidiendo con su enferma principio, la influenza, pierde la sangre al monstruo en su almohadón. Las imágenes oscuras, los del monstruo y la sangre, son yuxtapuestos contra la blancura de su cuerpo, su cabello rubio, el almohadón y las plumas. También, cuando se muere y su marido levanta el almohadón, “se veían manchitas oscuras” sobre la funda. En este escena, el autor usa lenguaje para describir el movimiento de las plumas (“las plumas superiores volaron,” “entre las plumas… había un animal monstruoso”) que sugiera la inocencia perdida de la joven.

En el texto La casa de Bernarda Alba, Lorca usa los colores blanco y negro en el mismo contexto occidental. En esta historia, los colores también representan ideas de maldad y bondad. Lo más obvio es el apellido de la familia Alba, personificado por Bernarda Alba, la madre más pura. Porque la historia es escrita como un drama, algunas referencias a la blancura o la oscuridad son en la forma de acotaciones. Los tres actos incluyen acotaciones para las paredes las que continuamente oscurecen. Al primero, vemos un “habitación blanquísima,” un “habitación blanco,” al segundo y, por fin, “cuatro paredes blancas ligeramente azuladas.” La pérdida de la pureza de la familia coincide con la pérdida de la blancura de su hogar.

Las mujeres de la historia dicen la mayoría de referencias verbales a los colores las unas a las otras. Mientras Poncia y la Criada discuten la familia Alba, Poncia presagia lo que va a pasar con sus comentas. Ella comenta, “Limpia bien todo. Si Bernarda no ve relucientes las cosa me arrancará los pocos pelos que me quedan,” y de su copa, “Esta cristal tiene unas motas.” Cuando Bernarda regresa, manda a la Criada, “Tú empieza a blanquear el patio.” Aquí está representado el papel de los sirvientes en el drama. Son observadores, empleados por Bernarda a mantener su ideal blanco y puro en la casa. Después, Martirio quiere que hacer una camisa con los encajes por que la ropa interior es “uno de los pocos gustos” que se queda. Sin embargo, Poncia dice que los encajes son para “las gorras de niños, para mantehuelos de cristianar.” Poncia espera, por la paz, que las hermanas apoyarían a Angustias, y su futura maternidad posible.

Mucha blancura es representada en Adela, la hija tan diferente como puede ser a su madre Bernarda. En sus relaciones con Bernarda y las hermanas suyas, está rebelde. Las hermanas discuten la boda de Angustias y Pepe el Romano, y Adela entra. Martirio sugiere que Adela podría teñir negro su vestido porque está de luto por su padre. Cuando Magdalena contesta, “Lo mejor que puedes hacer es regalárselo a Angustias para la boda con Pepe el Romano,” Adela está sacudida por la idea de ellos casándose. Magdalena dice, “Ya te acostumbrarás,” a lo que Adela responde, “No quiero perder mi blancura en estas habitaciones.” En el corral con Amelia que comenta, “¡Qué noche más oscura!” Adela observa, “El caballo garañón estaba en el centro del corral, ¡blanco! Doble de grande, llenando todo lo oscuro.” El caballo blanco simboliza Adela, contra la oscuridad de la vergüenza en su familia.

Hay significado en cómo los personajes se visten. Al comienzo, todas las mujeres se visten en la ropa de luto, todo negro, la cual aparezca muy austera contra las paredes “blanquísimas.” Para reforzar a su hija Adela cómo está de luto, Bernarda arroja un abanico al suelo porque no es negro. La ropa interior de las mujeres, sus enaguas, representan libertad de la ropa de luto. Al fin del drama, Adela sale para encontrarse con Pepe, llevando “enaguas blancas y corpiño.” Martirio también va en enaguas y se cubre “con un pequeño mantón negro de talle.” Cuando Martirio y Adela luchan y Martirio llama su madre, Bernarda “sale en enaguas, con un mantón negro” igual como la ropa de Martirio. Al fin, después de Adela suicidándose, Bernarda exige que su hija “ha muerto virgen” y manda que las otras hijas “vestirla como una doncella.”

Entre los dos textos, hay diferencias e igualdad en cómo los autores Quiroga y Lorca usan la metáfora de claroscuro. La similitud primaria es en cómo los colores blanco y negro son interpretados por el lector. Los dos dependen de la interpretación occidental de las imágenes blancos y negros. Los textos usan blanco para expresar la inocencia de los personajes femeninos, y el negro para mostrar la pérdida de inocencia o pureza. El uso del color negro infiltrando el escenario tan blanco es importante en los dos textos. Sin embargo, hay diferencias importantes en cómo los autores usan el claroscuro metafóricamente. Quiroga, en su obra, ha colorido toda la casa blanca, eventualmente incluyendo la joven. En la obra de Lorca, hay un contraste más austero entre el negro de la ropa y la blanca de las paredes. Entre las dos obras, la de Lorca tiende a referir a las cosas blancas, como copas, caballos, y mantehuelos de cristianar por conversación entre personajes. La obra de Quiroga usa color solo visualmente, como en las plumas y su piel pálida.

El uso de claroscuro es muy importante en los dos textos. Lo da al lector un sentido visual, mientras dando información metafórica sobre los personajes y sus pensamientos. Porque el uso de color depende en el origen del lector, el entendimiento de los colores sería automático. El lector no necesitaría entender mucha de la literatura a entender los mensajes de Lorca y Quiroga a través del uso de negro y blanco. Los usos de contraste producen reacciones automáticas en los lectores, y todos de una cultura occidental podrían entender cómo deben ser interpretados: el claroscuro indica bondad con blanco, y maldad con negro.

1 comment:

Unknown said...

Muy bien muchacha!